Publicado el 5 de dic, 2019

El “Girl Power” se impone en el deporte chileno

Antonia Valdés, lucha, 17 años

Mis papás sufrieron mucho cuando elegí la lucha. Decían que el cuerpo me iba a quedar extraño, que la lucha no era muy femenina. Antes había jugado vóleibol, nada que ver. Venirme a Santiago a los 14 años fue muy difícil. Soy de Curicó, la menor de tres hijas. Conocí la lucha por un taller del colegio. Pensé que era defensa personal y creí que sería útil. Me gustó. No tenía ninguna referencia, y al principio me costó entenderla: veía un círculo y dos personas que intentaban botarse. En Curicó era la única mujer que luchaba; en Santiago, éramos dos o tres. Los profes cubanos me invitaron a entrenar. Para mí la lucha es resistencia, porque al que le gusta, le gusta lo difícil. Creo que a esos niños que están en las calles ganándose unas monedas, en vez de estar estudiando, les encantaría este deporte, porque es para gente con fuerza y voluntad; que sabe que va a estar sola, que va a perder, que se puede parar y seguir. Ahora a mis papás les encanta la lucha. Gané una medalla de plata en los Panamericanos de México. Yo miro hacia los Juegos Olímpicos de París, y claro, me encantaría clasificar para Santiago 2023.

Macarena Pérez, BMX, 22 años

Vivía cerca del Parque Araucano e íbamos con mi hermano a jugar. Yo tenía 11 años y él, que es un poco menor, se interesó por la bici. Yo lo acompañaba. A los 12 llegué apenas a la casa, me caí porque la rampa estaba mojada. Me enterré el manubrio en la guata y me dolió mucho. Mis amigas me encontraban hardcore, brígida. A veces oía “la Maca es como un hombre”, pero de gente desconocida, que hablaba sin conocer. Lo bueno es que los rider somos unidos. Mi mamá me ha ayudado a tomar las mejores decisiones. Cuando di la PSU, estaba indecisa y me dijo “inténtalo, viaja, ve cómo te va”. Y me ha ido bien. Trabajar era mi plan B. En el Mundial de China trabajé mucho la parte mental. Lo di todo y hasta yo me sorprendí con la medalla de plata. Además gané plata en los Panamericanos de Lima. Si me preparo bien, en Tokio le puedo ganar a Hannah Roberts (1 del ranking mundial).

Valentina Toro, karate, 19 años

Cuando chica era hiperactiva. Un médico recomendó que practicara deportes. Como mi papá hacía karate, lo acompañaba, pero no me gustaba porque era la única niña. Estuve dos años así, hasta que el entrenador seleccionó a varios para ir a entrenar al CEO. Ahí lo empecé a pasar bien. Conocí el karate más deportivo. Me encontré con más niñas, hasta la entrenadora era mujer. Soy como una flecha: los fracasos me echaron para atrás y me hicieron salir disparada. Este año fui a un torneo en Austria con las mejores del mundo. y gané plata, que fue mi primera medalla internacional adulta. Imagínate: subí al podio con la que yo miraba cuando era chica en YouTube. Eso me reimpulsó y me dio mucha convicción. Me considero tenaz porque persigo mis metas y le doy y le doy. Quiero llegar a Tokio, por ranking está difícil, pero quiero estar ahí y voy a luchar con todo por ese sueño. 

Kim-berly Sandoval, boxeo, 17 años

Me enamoré del boxeo hace 10 años. Vivo con mi mamá en la población La Bandera; soy la menor de seis hermanos y la única mujer. Cuando tenía siete años, mi mamá comenzó a hacer deportes para adelgazar. En ese tiempo ella pesaba 130 kilos, y yo la acompañaba. Me crié en el gimnasio de la Federación. Mis hermanos hombres trabajaron desde chicos, a mí me consentían, eso de cierta manera me ayudó. A los 12 años gané mi primer combate por nocaut; no tenía técnica, sólo iba pa’ delante como caballo inglés. Me creía campeona mundial. Para la siguiente pelea, no entrené y arriba del ring me agarró la chiripiolca y perdí. Mi mamá me dijo “en el deporte hay que ser constante”. A partir de ese momento le puse más seriedad al asunto y, cuando llegó el tercer combate, me preparé y gané. Mi entrenador habló con el head coach, empecé a entrenar de lunes a viernes después del colegio, y subí las notas. En marzo del próximo año entraré a estudiar ingeniería comercial con beca completa. Creo que, si alguien hizo algo, también puedo… y que, si alguien no lo ha hecho, yo seré la primera en conseguirlo. A los 15 años fui campeona nacional y también gané medalla de plata en un Sudamericano. Hace poco gané mi primer título adulto. Junto a Denise Bravo formamos la primera Selección femenina de la historia del boxeo chileno. Cuando chica decían que era “la María 3 cocos”, eso con el tiempo me hizo más fuerte. Miro con fuerza hacia Santiago 2023 y espero darle a Chile un oro panamericano.

Josefina Tapia, 17 años, skate park

Mis padres fueron surfistas y siempre me inculcaron los deportes. Antes hice fútbol, tenis y golf. A los 12 años mi papá antes de morir me regaló un penny board para navidad, que era una patineta que estaba de moda. Después se organizó un torneo en Cachagua y, como no podía competir en eso, me pasaron un skate y salí tercera. Me gustó porque tiene más estabilidad y se pueden hacer trucos. Unos amigos de mis padres me regalaron un skate y, por el cariño que les tenía, empecé a practicar con frecuencia. Practicaba en una rampa que me construyeron en la casa y también aprovechaba de enseñarle a mis hermanos mayores, ambos hombres. Los tomaba de las manos para que no se cayeran, les explicaba, era chistoso. Un día vi a una niña ganar y dije “yo puedo hacer todos esos trucos”. Gracias al impulso de mi mamá, al año siguiente participé, gané y viajé a Estados Unidos. Fue bacán. Mi mamá vio que me gustaba de verdad y siempre me apoyó. Por eso digo que sin ella no podría haber recorrido este camino. Llevo un año y medio compitiendo, y recién hace dos este deporte es olímpico. A la Selección entré por un llamado masivo que hizo la Federación. Somos apenas cuatro mujeres practicando mi disciplina (skate park) y otras siete hace skate street. Durante 2019 competí en EEUU, China y dos veces a Brasil. En todas sumé puntos para Tokio. Clasifican apenas 20 deportistas, y actualmente yo soy la número 20. Sería un sueño llegar a los Juegos Olímpicos.

La Ministra del Deporte, Cecilia Pérez, comentó que «como Ministerio, y también como parte de una mejor sociedad chilena que contruimos entre todos, nos enorgullecen cada una de estas mujeres empoderadas y que con su ejemplo de vida nos demuestran que la igualdad es un valor muy importante en el deporte. Ellas son la fuerza y el futuro de una generación que nos inspira. Son mujeres exitosas que rompen moldes y escriben su historia para dejar en alto el nombre de Chile«.